domingo, enero 22, 2006

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lunes, enero 09, 2006

Texto para el volante, versión del director

Este es el texto para el volante de la obra que había ideado yo, inspirándome, de alguna manera, en el texto de Solana. Quiero decir, es como si este texto fuera el negativo del de ella.

Lo escribí para contrapesar, para contrabalancear. Para complementar.

Y es cierto que generó controversia. Porque es un texto injusto, hay que decirlo.

Un texto que nunca debería haber escrito, en algún sentido.

Un texto “expresionista”, decía Leonel. Me gusta eso.

Me gusta.

Aunque quizás sea demasiado benévolo con el texto ese calificativo.

Después de todo, ¿qué culpa tienen los espectadores de que yo me sienta mal con todo?

Ninguna. Toda. Toda y ninguna, claro. Pero sobretodo ninguna.

Y tampoco soy nadie para juzgarlos. Ni siquiera soy alguien para juzgarme a mí mismo.

Y es que eso, entre otras cosas, es lo que me objetaron, con muchísima razón, los asistentes.

¿Por qué lo incluyo, ahora, aquí, en este blog?

Simplemente porque creo que tiene que estar. Porque formó parte del proceso.

Porque me hizo pensar en muchas cosas.

Y porque se los prometí en una entrada anterior.

Y voy a tratar, por esta vez, de cumplir con mis promesas, pidiéndoles disculpas, de antemano, al que pudiera sentirse ofendido por el contenido de este texto.

Pero basta de excusas. Y de prolegómenos. Basta de ser pusilánime. Acá va. Verán que no es para tanto:

“Un hombre, para el caso un Extranjero, llega a una comunidad desconocida y la da vuelta, la invierte, la transforma completamente. La desordena. La pone patas para arriba. Sin hacer prácticamente nada. Sin ser nada.

Pero ellos, los integrantes de esa comunidad, esos hombres y mujeres, se comportan con él, (con ese Extranjero), como se comportan con ellos mismos. Indecentemente. Cruelmente. Violentamente. Demencialmente. Así se manejan con él. Así, también, llevan adelante su vida de todos los días. Con desgano, con desinterés, con apatía.

Así todos se acercan, (nos acercamos), lentamente, a la muerte. La esperan. La esperan sin hacer nada. Sin ser nada. Como él. Ese Extranjero. Que no es nada. Ya lo dijimos.

No queremos decirlo, pero decimos (lo digo): esos hombres y mujeres que lo esperan, lo lastiman, lo golpean, lo destrozan, somos todos. Nuestra sociedad. Nuestra mierda...

Somos mierda. Esta... Este...

Algo terrible nos pasa. Hoy. Ahora. Ya. Algo horrendo....

Y nada más. No hay nada más que decir. Es eso. Eso. Que lo disfruten. El show... Con placer. Amablemente. Ojalá se rían y lloren mucho al verla. Al verlos. Al vernos. Ojalá cambien. Ojalá reflexionen. Ojalá quieran, (queramos), ser distintos de lo que son, (somos).

Ojalá se mueran...

Pronto. Rápido. En seco.

Pero eso sí, con mucho, (pero mucho), sufrimiento...”